jueves, 28 de marzo de 2019

Diálogos de una noche cálida y oscura

Viento cálido de frentes australes
portador de las nuevas tutelares
fulgor ronco de reflejos lacustres
y astronómicas artimañas
¿qué te trae por aquí?
¿qué precede tu anunciada cadencia?

Este soy yo, me dices
Hoy me muestro cual fiera a su raleza
estirpe salvaje de callejones y volcanes
lava ardiente so sepulcro asfaltado
epitafio vivo de profecías ocultadas.

Este es mi verdadero rostro
de cicatrices y rubores
festejos y sarampiones
Roca antigua tras el maquillaje soterrado

Vaya farsa que hemos vivido entonces
Sobre tarimas de pantallas veladas
adornada de ropajes y carruajes
de marcas, estampas y logotipos
¿Quién eres tú? te pregunto nuevamente
¿Cuál es tu verdadero nombre?
Sepultado tras la lengua conquistada
¿Iney pingeymi, pichi wenuy
tufachi alin curipun mew?

Silencio y no hay respuesta.
más que el silencio mismo de la respuesta
¿A quién le hablo yo entonces
si ni siquiera sé nombrarte?

No invoco tu nombre en vano
si es en pos del llamamiento tan esperado
¿y quién soy yo entonces
tras esta más cara de documentos cromados?
¿Cómo vamos a ser sólo unx entonces
cuando el fuego marque la hora anunciada
si nuestros verdaderos nombres por labios
no han sido aún pronunciados?

Defensa de los Pantanos

La tierra pantanosa
que creció cual corteza disimulando sus aguas
cayó otra vez, siendo la blanda entre las rocas.
Es que la napa, la que se ha salido de nuevo
corrió y fluyo como río en la ladera
y así creciendo el copioso helecho austral.
Fue chilco, como chispa en flor
Fue maqui, coihue y pehuén
napa libre, napa y nada más
agua grande, pantano y litoral

Pero llegó el hombre
¡Ay del hombre duro que llegó!
odioso de las viscosidades oscuras
penetrador furtivo de la profundidad
¡Ay de su azadón embravecido!
¡Ay de su herramienta fatal!
entrador de lleno en las profundidades
de la débil ribera de la boca fluvial

Pobre hombre inseguro
de su firmeza y su vigorosidad
¿Es que acaso lo blando no ha de perdurar?

Pero hombre metió y metió
pico y azadón
relleno y terraplén
Endureció la tierra cual desierto
Para abejas, lagartijas y cienpiés

¡Ay de mi pobre pantano!
¡Ay de mi molco y mi humedal!
¡Ay del hombre-hombre no-tan-hombre
que por su entereza nos han de enterrar!

Crece o muere nos gritaron
cual porcino en un piar
endurece o muere, nos escupieron
al ver nuestro charco en medio del barrial

¡Ay del hombre blanco, el hombre!
¡Ay del hombre negro, el hombre black!
Firmeza y grandeza son valores del desierto
del mundo urbano y racional
preocupados siempre de ser los primeros
penetrando el suelo de los demás
ocultando tras impausadas pasiones
siempre muy bien su cavidad rectal

¡Ay del hombre hombre!
¡Ay del hombre straight!

Ay del hombre que no conoce
el placer de la vida en la mucosidad.